Punto literario: recordando a Soledad Acosta de Samper

Recordando a Soledad Acosta de Samper, a propósito del Día Internacional de la Mujer

Por: Carmen Cecilia Quintero Lozano

Subdirectora de Educación y Cultura

Reseña literaria

Piratas, corsarios y filibusteros: viles retazos de la historia de Cartagena

“Aquel siglo fue el de toda especie de aventuras: unas criminales, otras santas; unos se precipitaban contra los seres indefensos para apoderarse de cuanto tenían, otros volaban a amparar y a socorrer a los desgraciados”

Soledad Acosta de Samper 

            Nombre de la obra: Los piratas en Cartagena

Autor: Soledad Acosta de Samper

            Ciudad: Bogotá

            Año de publicación: 1886

            Editorial: Cuéllar Editores

            Fecha de edición: 2014, segunda edición

            Número de páginas: 219

Descubrir a Soledad Acosta de Samper (1833 – 1913) es encontrar a la primera escritora profesional colombiana creadora de una abundante obra que vale la pena leer por su calidad literaria y por el rigor histórico que expone; y un ejemplo de su escrupulosidad lo podemos leer en su novela Los piratas en Cartagena, publicada en 1886.

La novela contiene una serie de maravillosas narraciones históricas y novelescas que dan cuenta de las expediciones más importantes que atacaron el Caribe colombiano y que en más de una oportunidad dejaron a la ciudad en ruinas. Por las páginas de estos cuadros podemos recorrer la Cartagena hecha de historias y reconocer a Francis Drake, a Henry John Morgan, a Rodrigo de Bastidas, a Eduardo Vernon y a Blas de Lezo, entre otros.

Nos lleva Soledad Acosta de Samper por los acontecimientos que van desde 1544 hasta el 20 de mayo de 1741, cuando la última escuadra de Vernon abandonó Cartagena, y dejó sepultados en sus playas a más de nueve mil hombres que murieron por el combate y por las enfermedades.

Relatos como cuando Drake estaba llegando a Cartagena, y, queriendo saber si los estaban esperando, tomó como prisioneros a dos negros pescadores que se encontraban en su labor, y “llenos de espanto al ver amenazada su vida, y además poco adictos a sus amos, confesaron que ellos mismos habían ayudado a sembrar de púas envenenadas todas las bocacalles de la ciudad” (p. 46). Así los pescadores le dijeron a Drake cuál era la manera más fácil para entrar a la ciudad. La complicidad de la noche oscura y la información dada por los pescadores fueron ventajas determinantes para que la batalla estuviera dominada por Drake y sus hombres. Como era de esperarse, la derrota fue implacable, y durante muchos días el cruel pirata desocupó la ciudad en una Semana Santa. Después de saquear las casas y pedir el dinero que tenían escondidos los vecinos más ricos, el obispo Montalvo entregó todo lo que tenía para que no quemaran su convento. Aun así, se llevaron las campanas de la torre, y solo dejaron una que estaba rajada. El 2 de abril, “los cartageneros vieron con alegría que los bajeles corsarios salían uno en pos de otro por Boca Grande… La alegría de los vecinos era templada por el espectáculo de su ruina, sin embargo, todos se alentaban unos a otros” (p. 62).

Cartagena de indias, la Heroica o el Corralito de Piedra, entre otros apodos, sufrió muchos acontecimientos que a la postre determinaron la construcción de sus murallas y, aun así, siguió siendo atacada durante otros periodos. Cuando paseamos por la ciudad vieja no alcanzamos a ver estas páginas, la esclavitud, los ataques de piratas, ni la pasión de la autora al escribir esta obra. Leerla es también apreciar el carácter de esta mujer periodista, novelista y escritora, en un mundo donde el rol de la mujer era casi invisible.

Los piratas en Cartagena es una obra que nos lleva al pasado de una hermosa ciudad, que por los sucesos que nos cuenta Soledad Acosta de Samper, por su cultura y por su arquitectura, fue declarada por la Unesco Patrimonio Nacional de Colombia y Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad.

 La belleza del lenguaje en una crónica de piratas es un símbolo de esta obra: El sol ardiente de los trópicos arrojaba sus rayos de fuego sobre los arenales de Cartagena; la mar parecía a lo lejos un espejo azul con reflejos tornasolados” (p. 42), y representa la entereza de Cartagena antes y después de ser un puerto seguro. Las historias de piratas y corsarios han llenado las pantallas del cine y de la televisión de imaginarios en que los valientes son los que se llevan el tesoro, pero esta novela, que no deja morir la memoria y la trae al presente de cualquier época, nos permite apropiarnos de esos recuerdos colectivos y nos abre los ojos ante los sucesos que definieron en gran parte la historia del país. Creemos que las murallas siempre han estado ahí, y Soledad Acosta de Samper nos presenta su mirada sobre esta población del Caribe que se llenó de fortaleza para defender eso que llamamos patria. Estas historias sientan las bases de lo que hoy somos como país; ojalá nunca olvidemos la valentía de los verdaderos valientes. Esta lectura nos llama la atención para tener una relación diferente con ese pasado que ha definido a Colombia.

En Los piratas en Cartagena, Soledad Acosta de Samper nos lleva por un recorrido de doscientos años en una simbiosis de historia y novela que nos recrea imágenes de película y nos enseña sobre ese pasado que todos los colombianos deberíamos conocer. Una obra que quedará en la memoria de quien la disfrute.

Referencias

Acosta, S. Los piratas en Cartagena. Cuéllar Editores. 2014.

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